A
priori, su planteamiento tira para atrás: no desayunar, bañarse en agua helada,
tomar café negro, inflar globos…, además de estúpido, parece contradecir todos
los principios del sentido común. Y su promesa no puede ser más ambiciosa y vanidosa:
“estarás más delgado que todos tus amigos en un tiempo record”. Y el caso es
que esta nueva dieta milagro, lanzada inicialmente en formato digital en
iTunes, en cuestión de semanas vendió 120.000 copias –cinco veces más que la
Dieta Dukan-, los principales periódicos de Reino Unido y EE UU se han hecho
eco del fenómeno, y su autor, Venice A. Fulton, seudónimo del entrenador
personal británico Paul Khanna, aparte de un nuevo rico y un nuevo gurú de las
dietas milagro es licenciado en ciencias del deporte por la Universidad de
Bedfordshire. No hay nada de nuevo en que hay que mantener los
carbohidratos bajo mínimos porque producen insulina y esta hace que dejes de
quemar grasa corporal, en que tomar a menudo grasas esenciales –omega-3 y
omega-6- y en llenar la mitad del plato con proteínas –aminoácidos esenciales- en
todas las comidas porque ayudan a controlar el apetito y a tener un cabello,
una piel y uñas increíbles. Sin embargo, hay otros consejos de su Dieta OMG –en
la versión inglesa- que no dejan indiferente a nadie.
Saltarse el desayuno
Comer
nada más levantarse detiene cualquier quema de grasa. Al instante. En cuanto la
comida entra en el cuerpo, no hay razón para que el cuerpo empiece a quemar el
“desayuno almacenado” -las calorías-grasas almacenadas-. ¡Para qué molestarse! Cuando
te despiertas toda la energía que había en tu tripa, tu sangre y tu hígado –glucógeno-
ha desaparecido. Sin combustible en el depósito el cuerpo se ve obligado a
hacer algo radical: tirar de sus reservas. Por eso después de un largo sueño tu
cuerpo empieza a quemar mucha más grasa.
Para la
nutricionista Montse Folch (Barcelona, tel. 933 933 128) transformar esto en un hábito puede perjudicar el
rendimiento y la concentración. Fulton lo limita a seis semanas y recomienda incluir proteína en el desayuno para no tener hambre.
Bañarse en agua fría
Darse un
baño de 15 minutos, lo más temprano posible y a una temperatura de entre 15 y
20ºC ayuda a perder grasa –particularmente de los muslos-, acelera el
metabolismo –la velocidad a la que quemas calorías- durante todo el día –doce o
quince horas-. El agua absorbe el calor. Parte del calor se pierde a través de
la piel, y sentada en una bañera de agua fría, tu cuerpo pierde el calor 25
veces más rápido. Perder calor es perder energía, y ésta tiene que venir de
alguna parte: tejido adiposo marrón llamado TAM. Además los baños de agua fría
activan la adrenalina y la noradrenalina y con ello se favorece la quema
particular de grasa hormonal, acumulada en los muslos.
Para María
López, nutricionista de Medicadiet (www.medicadiet.com),
el cambio en grados que debe hacer nuestro organismo “es inestimable a la hora
de quemar grasas y varía de unas personas a otras, además el esfuerzo es mayor
que el resultado, y nuestros huesos pueden notarlo de forma negativa”.
Café
negro en ayunas
Tomar dos cafés negros
-200 mg de cafeína- con el estómago vacío ayuda a quemar grasa más rápido. El
secreto es la cafeína, que estimula el sistema nervioso central –como los baños
fríos-, que es lo que controla la mayoría de tus movimientos y la actividad
eléctrica. Con la cafeína, las células de grasa se abren y vacían su grasa en
tu torrente sanguíneo, pero para quemarla –y evitar que oxide las arterias- tienes
que moverte. Si la tomas pronto por la mañana tienes todo el tiempo del mundo
para vaciar las bosas de grasa y quemar toda la basura.
La Dra. Folch lo
comparte, pero advierte: “El consumo recomendado de cafeína al día es de unos
300 mg/día –dos o tres tazas-, si tomamos más se puede acentuar el estrés y el
insomnio”.
Ejercicio no, movimiento sí
La
actividad física es buena para la mente, pero cuando abusas de ella el cuerpo
simplemente no logra recuperarse y hace todo lo posible para que dejes de
hacerle daño. Si te excedes, el primero en sufrirlo es el sistema inmunitario
–tos, resfriados-, luego le siguen las articulaciones –torceduras, desgarros-,
y finalmente, el sistema químico del cuerpo –los hombres pierden testosterona y
las mujeres estrógenos-. Sin embargo, tu cuerpo es feliz cuando está en
movimiento y cuantos más músculos utilices a la vez en tus movimientos, más calorías
quemarás. Es recomendable caminar, correr, bailar, el remo y las máquinas de
ejercicios, de 30 a 45 minutos, entre las 8 y las 9 de la mañana en ayunas.
Para
Marcos Flórez, director de estarenforma.com (Madrid, tel. 915 76 61 43), es cierto
que hay que entrenar con lógica y un nivel de intensidad adecuado para que no ocurran
problemas por “sobreentrenamiento”. Pero, hacer ejercicio en ayunas: “puede
acarrear mareos y pérdidas de consciencia por la bajada de azúcar. Y si el
cuerpo no tiene la energía adecuada –típico en ayunas- la obtiene destruyendo
tejido muscular”.
Tres comidas al día
La grasa
corporal, una especie de mochila de comida que llevamos a cuestas en las
grandes expediciones, existe para darnos energía cuando no la estamos
ingiriendo. Esto sólo puede ocurrir en los espacios entre comidas. Tres comidas
al día es lo ideal como para que dé tiempo a quemar grasas entre comidas. Sin
embargo, cuanto más a menudo comas, más cortos serán esos espacios. Además, las
comidas principales aumentan más la segregación de leptina –hormona que inhibe
el apetito-, que los aperitivos o tentempiés.
Pero,
para la Dra. Folch una de las razones por las que es importante hacer cinco
comidas al día es para evitar comer más y de manera compulsiva porque nuestro
cuerpo ha pasado mucho tiempo sin “combustible”. Además, “la próxima vez que
comamos nuestro cuerpo guardará más grasa para tener reservas durante los
largos períodos de abstinencia”, advierte.
Inflar globos
Hacer
ejercicio o estar delgada no basta para que el estómago esté completamente
plano. La mayoría de ejercicios que se suelen proponer o trabajan un músculo
clave: el transverso abdominal. Ejercitándolo tu vientre se volverá
notablemente plano. ¿Cómo? Inflando globos una vez al día, día sí, día no, antes
de acostarte, que es cuando tu capacidad pulmonar está en lo más alto. Ponte
ropa cómoda, hazte con globos fáciles de hinchar -suaves y flexibles- y
mantente de pie, luego sopla fuerte y de manera constante. Usa un globo nuevo
cada vez.
Para el
entrenador personal Marcos Flórez esta no es la mejor forma de activar este
músculo. “Es más podemos inflar globos sin siquiera activarlo” y es más efectivo
repetir el gesto de “meter el ombligo” para cerrarse el botón del pantalón.