En invierno
tendemos a hibernar como los osos y nos olvidamos de cuidar nuestra piel,
nuestra dieta y nuestros mayores complejos. Con los primeros rayos de sol
nos acordamos de que, más tarde o más temprano, tendremos que empezar a
quitarnos capas de ropa y lucir piel. De los cuidados a los que hayas sometido
a esta durante los largos meses de otoño e invierno depende cómo de saludable
luzca en verano. ¡Ponte las pilas ahora, todavía te quedan dos meses!
1º
PASO: EXFOLIACIÓN
Aunque tu
piel se renueva normalmente cada 30 días, las alteraciones que sufre
–menstruación, transpiración, grasa, toxinas, alimentación desequilibrada-,
ralentizan el proceso y tus poros pueden llegar a ensuciarse y obstruirse. Con
la exfoliación se acelera la renovación celular, la piel se limpia en profundidad,
liberándose de células muertas, y esta queda lista para recibir una buena
hidratación –fundamental después de la exfoliación- y los principios activos
que queramos aportarle. ¡No puedes lucir una espalda llega de granitos este
verano!
Consejo. La exfoliación es fundamental
antes del autobronceado para uniformizar el tono, evitar manchas, y alisar la
capa córnea. Y en términos generales se recomienda una exfoliación al mes
seguida de una buena nutrición, sin descuidar la espalda, que, aunque está más
protegida de las agresiones externas que el resto del cuerpo, tiende a acumular
impurezas, puntos negros y poros abiertos, y en verano nos gusta lucirla.
Plan de
ataque. La
exfoliación puede ser química, con productos formulados normalmente con
alfahidroxiácidos, que disuelven los enlaces que mantienen unidas las células
muertas a la superficie de la piel. O bien puede ser mecánica, que se realiza
con guantes de crin, esponjas vegetales o cosméticos granulados, que
desincrustan las escamas de la piel y se disuelven con agua. Para las zonas más
secas y ásperas –talones, rodillas y codos-, necesitas fórmulas con ácido
salicílico. Si además estas incluyen aceites naturales y esenciales –de lavanda
y romero-, y extracto de algas y de cola de caballo –rica en sales minerales y
oligoelementos-, luchan contra la oxidación de los radicales libres,
remineralizan e hidratan.
2º
PASO: HIDRATACIÓN
El estrato
córneo de la piel nos sirve de barrera frente a las agresiones externas, pero
tiende a perder agua, y con ello su elasticidad y suavidad. El agua es
esencial, ya que interviene en todas las reacciones biológicas de la piel
–síntesis de colágeno y elastina-. ¿Quiénes son los culpables? Según los
laboratorios Estée Lauder lo que altera la piel son los cambios de niveles de
humedad –cuando sometemos a nuestra piel a constantes cambios de humedad a lo
largo del día, los lípidos disminuyen y la piel pierde humedad a una velocidad
vertiginosa-. Además, también influyen el envejecimiento genético, el uso de
detergentes, la polución, el tabaco y los malos hábitos alimenticios. ¿Las
consecuencias? Se deteriora la capa hidrolipídica de la piel, que se vuelve
rugosa, se descama e incluso se fisura. Te conviene hidratarla a diario.
Consejo. Siempre asociamos el gesto de la
hidratación a después de la ducha matutina, cuando lo más aconsejado es hacerlo
por la noche, cuando disponemos de tiempo, nuestra piel está relajada y se
favorece la penetración de activos. Insiste en las zonas donde existe un menor
nivel de lípidos y que son propensas al roce, como los codos y las rodillas.
Plan de
ataque. Para
mantener la elasticidad y luminosidad de tu piel bebe 3 litros diarios de agua,
renuncia al alcohol y los excitantes, haz una dieta equilibrada –rica en frutas
y verduras-, y utiliza fórmulas con aceites de frutas que hidratan
especialmente las zonas más secas –codos, rodillas, escote y espalda- sin dejar
la piel pegajosa ni grasa. Apuesta por las fórmulas capaces de retexturizar y
restaurar la piel que contienen Ácido Bio-Hialurónico, glicerina, y complejos
vitamínicos y emolientes como la manteca de Karité.
3º
PASO: CUIDADOS ESPECÍFICOS
Celulitis
Afecta a un
90% de mujeres. ¡Es difícil librarse! La reconocerás si sufres aumento de
volumen en determinadas zonas abdomen, muslos y caderas-, y si tienes una piel
áspera que al pellizcarla adopta aspecto de “piel de naranja”, y te produce una
sensación dolorosa. Se acentúa en períodos de cambios hormonales -embarazo,
premenopausia-, y durante el consumo de anticonceptivos. Se habla de celulitis
edematosa o acuosa y de celulitis fibrosa. La primera es más sencilla de
eliminar y la segunda más difícil. Acude a un centro estético para que te hagan
un diagnóstico exacto. Los cosméticos no pueden curarla, aunque sí mejorarla y
prevenir su extensión y cuanto antes empieces mejor.
Consejo. No puede faltar el ejercicio, hay
que llevar una buena alimentación –rica en frutas, fibra y verduras- y utilizar
productos anticelulíticos. Y a partir de los 20 años conviene un tratamiento
local de choque antes del verano y uno de mantenimiento durante el año. ¡Ojo!;
todos los anticelulíticos están desaconsejados durante el embarazo.
Plan de
ataque. Combina
técnicas de masaje de drenaje linfático, con ultrasonidos, adopta hábitos
saludables de vida –dieta equilibrada, mucha agua y ejercicio- y utiliza
cosmética que contribuya a atenuar el aspecto de “piel de naranja”, con
ingredientes como la cafeína de acción lipolítica –reduce las grasas-,
aminoácidos vegetales renovadores del colágeno, y agentes anti-radicales libres
y de acción antioxidante. Además de reducir la acumulación de grasas, necesitas
incidir en la eliminación de los líquidos retenidos y en mejorar la
microcirculación con fórmulas como los parches anticelulíticos que actúan
mediante un sistema de transmisión dérmica, que libera sus activos drenantes
durante 24 horas allí donde te sobra grasa. Lo último son las fórmulas que
combinan el adelgazamiento –reducción de 2,5 cm. en el perímetro del muslo-, la
eliminación de grasa –la grasa subcutánea se reduce en un 39%-, en un mismo
gesto. Son idóneas para mantener la figura.
Estrías
Son una distensión
de la piel, salen cuando engordamos y no cuando adelgazamos como todo el mundo
cree. Se “acomodan” en el vientre, los senos, las caderas, las nalgas y cara interna
de brazos y rodillas. Hay un 90% de posibilidades de que te salgan en el
embarazo, sobre todo a partir del quinto mes –por cuestiones hormonales-. Y
sólo tienes un período de seis meses desde su aparición para reaccionar -tiempo
que la estría tarda en evolucionar de roja a blanca-. ¡Ponte las pilas! Los
cosméticos son buenos aliados.
Consejo. Prevención no es solamente ponerse
una crema, es no aumentar excesivamente de peso y vigilar el aporte adecuado de
vitaminas A, C y E principalmente, minerales, oligoelementos -zinc, silicio,
selenio, magnesio, calcio-, y proteínas diarias -150 g. diarios repartidos en
dos veces al día-, que son las que forman los fibroblastos, el colágeno y la
elastina, que dan fuerza y consistencia a la piel.
Plan de
ataque. Tienes que
conseguir que la piel esté muy elástica con la aplicación dos veces al día
-mañana y noche- y abundante de cremas hidratantes y específicas antiestrías.
También te interesan las fórmulas con efecto bioestimulante que preparan la
piel para su adaptación a los cambios de volumen. El aceite de Rosa Mosqueta
tiene acción cicatrizante y activa la regeneración de los tejidos, el extracto
de centella asiática posee un poder anti-inflamatorio y bioactivante, que evita
los puntos de avance de las estrías antiguas. Si las fórmulas contienen,
además, vitaminas –C, K Complex con vitamina K1-, glicerina y manteca de
karité, ácidos grasos esenciales y proteínas de soja, poseen un efecto
antirradicales libres y una acción estimulante de la microcirculación,
hidratante y emoliente.
Flaccidez
Has cumplido los 30 y la cara interior de tus brazos y piernas, tus
glúteos, senos y abdomen se caen. Los culpables: tus niveles de estrógenos han
empezado a disminuir –envejecimiento hormonal- y las funciones responsables de
la juventud de la piel se ralentizan, los radicales libres, fruto de las
radiaciones ultravioleta y la contaminación, están destruyendo el colágeno, la
elastina y el ácido hialurónico de tus tejidos –envejecimiento medioambiental-.
Tu piel se vuelve flácida y átona. Tanto más si eres aficionada a los regímenes
rápidos o ya has sido mamá.
Consejo. Empieza a acudir a un centro de estética, la electroestimulación es uno
de los inventos que mejores resultados ofrece. Además, permite una mayor
penetración de los principios activos que se van a aplicar, favorece el drenaje
linfático y evita la retención de líquidos.
Plan de ataque. Tonifica y estimula los músculos haciendo ejercicio, sobre todo estiramientos
–método Pilates-, aplícate duchas alternas de agua fría y caliente, eso sí
evitando las temperaturas altas. Hazte con cosméticos que ataquen la relajación
cutánea con activos reafirmantes como la centella asiática, alisantes como las
proteínas de trigo, que proporcionan un efecto lifting inmediato, y nutritivos
e hidratantes como los aceites esenciales, extractos vegetales y los ácidos
grasos esenciales. Lo último son las fórmulas con agentes tensores, que forman
una micro-malla que envuelve y moldea el cuerpo, agentes refrescantes para una
sensación de tonicidad inmediata, fibras de soja y silicio -dos pilares de la
firmeza-, que estimulan la síntesis de las fibras de colágeno y elastina, y
micronácares que reflejan la luz y satinan la piel.