
Prisas, comodidad y desconocimiento
Con la excusa de las prisas y el trabajo nuestros hijos se
saltan el desayuno y nosotros no planificamos nada nuestro menú. Y es que, en
lugar de comer pensando en nuestra salud, lo hacemos guiados por la comodidad y
el placer. Dónde este un tetra-brik de caldo que se quite hervir a fuego lento
un puchero, y el placer de un Kit Kat no lo da una manzana. Este parece ser el
pensamiento general. Y lo que más duele es que a la hora de buscar
responsabilidades las mujeres llevamos papeletas propias. ¿Por qué? Por un
lado, nuestra incorporación al trabajo hace que le dediquemos menos tiempo a la
cocina. Y por otro, somos nosotras las que seguimos asumiendo de forma
mayoritaria la decisión de lo que se come en casa –90% de mujeres frente a un
50% de hombres, según el estudio “Hábitos Alimenticios de los Españoles”, de la
Asociación Foro Interalimentario-. A juzgar por los datos, no lo debemos estar
haciendo muy bien porque no estamos llegando al consumo recomendado de frutas,
verduras, legumbres, lácteos y pescado. Y nos pasamos con la carne roja, la
bollería industrial, los snacks, los refrescos y los zumos azucarados.
Pero, me niego a aceptar que nosotras tengamos que asumir más responsabilidades
por el hecho de ser mujeres. En este barco, ¿no nos estamos hundiendo
todos? “Sí. Ha fallado una adecuada
educación en hábitos de vida saludables tanto por parte de la familia como de
la escuela, una falta de adecuación de los menús en los comedores escolares y
una regulación de determinada publicidad que estimula el consumo de comida
rápida y bebidas edulcoradas, por parte de las autoridades sanitarias”,
reconoce el Dr. Mata. Y el Dr. Charro añade algún responsable más: “los
arquitectos e ingenieros no hacen espacios donde se pueda practicar ejercicio y
la gente no sabe escoger lo que come porque no tiene educación alimentaria”,
dice mientras reclama una asignatura de nutrición en las escuelas. Porque mucho
se habla de la dieta mediterránea pero pocos saben cuales son sus pilares. “La
gente tiene un desconocimiento total de lo que es una alimentación adecuada. Se
toman un gin tonic con una bolsa de patatas fritas a media mañana, que
equivale a 2000 calorías, cuando un vino tinto con unos tacos de jamón son 200
Kc, es decir 10 veces menos”, asegura Charro. Además, somos fácilmente
sugestionables porque resulta que esos kilitos de más que hemos cogido gin
tonic a gin tonic luego pretendemos quitárnoslos de un plumazo con
la dieta de la alcachofa, la de la luna o la de la manzana, que carecen de base
científica. Entonces ¿cómo deberíamos comer?
Los pilares de la dieta mediterránea
La Dieta Mediterránea es Patrimonio de la Humanidad “porque hay suficiente
evidencia científica de sus efectos beneficiosos en la prevención de
enfermedades cardiovasculares, diabetes y cánceres”, según Mata, va siendo hora
de volver a recuperar los hábitos de nuestros abuelos. ¿En qué se basa la dieta
mediterránea? En el consumo abundante de alimentos vegetales –fuente de
antioxidantes-, como verduras, ensaladas, frutas, cereales, pasta, pan,
legumbres y frutos secos; el aceite de oliva virgen como principal fuente de
grasa; un consumo moderado de pescado y marisco –rico en ácidos grasos Omega3-,
aves de corral y conejo, productos lácteos y huevos; pequeñas cantidades de
carnes rojas y bajas cantidades de vino. Para empezar, tienes que saber que una
mujer, que no esté a dieta, debería consumir entre 1.500 y 1.800 calorías
diarias y un hombre entre 2.200 y 2.500 calorías. Hacer tres comidas
principales al día y dos tentempiés. El desayuno debe ser la ingesta más fuerte
del día y contener una pieza de fruta ácida y cítrica –sin mucha azúcar-, algo
de proteína –queso fresco, pavo, jamón, huevo pasado por agua-, que es la que
realmente te llena y controla tu apetito hasta la comida, también algo de
carbohidratos, como una tostada con aceite de oliva extra virgen, y un café o
té con leche. Si prevés que la comida va a ser algo más copiosa, la cena debe
ser ligera y al revés. Aunque, si tienes que trabajar por la tarde, como casi
todos, es mejor que comas ligero y cenes un poco más. Eso sí, mucho antes de lo
que lo haces ahora. Los nutricionistas recomiendan comer a las 12.30 ó 13 h y
cenar a las 20.30 h, contando siempre con dos o tres horas de reposo antes de
ir a la cama, para hacer la digestión y quemar la comida. En tus comidas
principales no puede faltar un plato de verduras o ensalada; la proteína tiene
que ser de pescado –por lo menos 2 ó 3 veces a la semana y preferentemente
azul-, pollo, pavo o carne blanca –de 1 a 2 veces a la semana y la roja algunas
veces al mes-; los hidratos en forma de pasta, arroz, patatas de acompañamiento
o pan integral. Condimenta los platos con aceite de oliva, hierbas aromáticas,
cebolla y ajo, que reducen el colesterol malo y son una buena alternativa a la
sal. Puedes comer hasta 4 huevos a la semana. De postre, fruta –mínimo 2 piezas
al día-, cuajada, yogur o queso fresco. Y bebe abundante agua y una copita de
vino tinto al día –los hombres pueden tomar hasta dos diarias-. Los tentempiés
tienen que ser a media mañana y media tarde y a base de fruta, yogures, quesos
frescos, café con leche o galletas integrales. Y come, siempre que puedas,
alimentos de temporada, en platos pequeños o déjate algo. Prepara la comida al
horno, plancha, vapor, microondas, parrilla o hervida, y si te sobran 3 kilos
ponte a perderlos ya no esperes a que te sobren 5. “A medida que cumplimos años
las hormonas trabajan peor y cuesta un riñón perder peso”, advierte el Dr.
Charro. Algo más; practica una hora de ejercicio 5 días a la semana,
preferiblemente aeróbico, aunque no estresante. Puedes caminar, correr, hacer
bicicleta, practicar golf o tenis.
Más información:
- Fundación Hipercolesterolemia Familiar (Madrid, tel. 915 04 22 06). Web: www.colesterolfamiliar.com.
- Centro de Estudios Endocrinos y Nutrición (Madrid, tel. 914 45 28 81). E-mail: c.e.endo@teleline.es.
Interesantísimo. Un saludo,
ResponderEliminarExcelente post!.
ResponderEliminarMillones de gracias!!!
ResponderEliminarpues me parece un cuento y me explico: donde más gordos he visto en mi vida, es precisamente en Andalucía, por la mala costumbre de freirlo todo. Por otro lado, loque se cocina en MARSELLA nada tiene que ver con lo que se cocina en el Líbano, o en Marrakech o Sicilia. La dieta mediterránea es un mito, que a base de repetir se ha convertido en realidad. Mi mejor amigo es obeso casi mórbido..no prueba la comida basura, pero se atiborra de bocadillos de jamon y queso...la dieta mediterranea, si existe, engorda y bastante...
ResponderEliminarveo mas gordos en Italia o España que en Alemania o Noruega..por cierto.