
1. Doble enjabonado: Limpia
el cabello en profundidad –doble enjabonado-. La suciedad y la grasa disminuyen
su volumen.
2. Exfoliación: Exfolia
el cuero cabelludo dos veces a la semana, con ingredientes naturales –cáscaras
de nuez y perlas de jojoba-, para eliminar células muertas, exceso de grasa y
restos de producto.
3. Champú con proteínas: Lava
el cabello frágil y debilitado con un champú rico en proteínas –trigo, quinoa y
morikue-, aminoácidos y ceras. Reconstruyen y reparan la fibra capilar.
4. Champú con aceites: Si
está seco y deshidratado el champú tiene que contener aceites acondicionadores
–palma, nuez de macadamia y tamanú-. Restauran la hidratación.
5. Cabello graso: Con
el cuero cabelludo graso utiliza un champú de uso diario refrescante, que
contenga menta y romero. Un único enjabonado es suficiente.
6. No al acondicionador: En su lugar, usa mascarilla –de aceite de castor, de
girasol, jojoba y soja-, dos o tres veces en semana, y déjala expuesta de 10 a
15 minutos.
7. No
frotes el cabello con la toalla: Sobre todo si está mojado. La cutícula se daña con la fricción. Envuélvelo
con ésta durante cinco minutos para que se absorba el agua.
8. Secador de iones: Utiliza
un secador de iones para reducir al máximo el tiempo de secado. Y planchas
alisadoras de cerámica para no quemar el cabello.
9. Cepíllate
el pelo todas las noches: Hazlo con un cepillo de madera y cerdas naturales. Distribuye
los aceites del cuero cabelludo hacia las puntas y consigue que brille más.
10. Córtate
las puntas: Cada 6-8 semanas, para mantener el cabello sano y usa algún producto específico que selle las
puntas abiertas y prevenga su aparición, como Fiber Architecte, de Kérastase.