viernes, 17 de abril de 2015

CÁNCER Y PRÓTESIS MAMARIAS

Las autoridades sanitarias francesas han vuelto a dar la voz de alarma con las prótesis mamarias y esta vez no es por las PIPPoly Implant Prothèse retiradas del mercado en 2010 por estar fabricadas con silicona de uso industrial-. Según la Agencia Nacional de Seguridad del Medicamento del país (ANSM), en los últimos tres años se han detectado 18 casos de linfoma anaplásico de células grandes (LACG) en mujeres portadoras de implantes mamarios. Las afectadas tienen de media 63 años –entre 42 y 83 años- y los cánceres se han diagnosticado entre 11 y 15 años después de la colocación de las prótesis. Además, se trata de mujeres operadas, tanto por motivos estéticos -75 casos- como por reconstrucción tras cáncer de mama -62 casos-, llevaban prótesis de todas las marcas –buenas y malas-, rellenas tanto de silicona como de suero fisiológico, y tanto texturadas como lisas. Por eso, el país galo pretende establecer una “vigilancia especial” a las prótesis mamarias e incluso prohibirlas si es necesario. “Si tenemos que llegar a prohibirlas, lo haremos”, ha declarado Francois Hébert, el director general adjunto de la ANSM. ¿Existe realmente una relación directa entre la aparición de este linfoma y el implante mamario? ¿Conocen los plásticos este riesgo? ¿Desde cuándo? ¿Qué pasa en nuestro país? ¿Cuál sería la causa? ¿Cuándo hay que sospechar? ¿Cómo actuar? Hemos investigado y consultado el caso a los expertos de nuestro país y estas son las conclusiones.

Datos de incidencia
Resulta que, efectivamente, existe un linfoma anaplásico de células grandes asociado con un implante mamario (LACG-AIM). De hecho, se llama así. “El riesgo de desarrollar este linfoma es 18 veces mayor en mujeres que se han sometido a un implante mamario, tanto por motivos estéticos como tras la reconstrucción de la mama”, asegura Emilio García Tutor, Jefe del Servicio de Cirugía Plástica Reparadora y Estética de la Clínica MD Anderson Cancer Center (Madrid, tel. 912 77 72 20). Y es un riesgo conocido por los cirujanos plásticos desde 1997 año en el que aparece el primer caso –las primeras prótesis se pusieron en 1962-. Actualmente hay 173 casos en todo el mundo, según la última y más amplia revisión hecha por el cirujano plástico Garry Brody, y publicada en marzo de 2015 en la revista especializada Plastic and Reconstrutive Surgery. “Hay 112 casos en EEUU, 20 en Australia, 9 en Francia, 9 en Reino Unido, 5 en Holanda, 5 en Canadá, 4 en Brasil, 3 en Nueva Zelanda, 2 en Italia, 2 en Irán, 1 en Israel y 1 en Dinamarca”, detalla el Dr. García Tutor. Además, la FDA –Agencia de Alimentos y Medicamentos americana- ya advirtió en 2011 de la existencia de este riesgo, aunque refiriéndose a él como “muy bajo, pero más alto que la población femenina general”. En nuestro país, de momento, no se conocen casos, aunque tampoco hay datos. “La Agencia Española del Medicamento está colaborando con la Europea y con la Francesa y todo está en estudio”, declaran fuentes de Sanidad. Y desde la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética) aseguran que “los cirujanos plásticos españoles sólo emplean, como no puede ser de otra forma, las prótesis mamarias que cuentan con los preceptivos controles y autorizaciones de las autoridades europeas y nacionales, y son los primeros interesados en la seguridad de tales prótesis y, por extensión, de sus pacientes”. Precisamente, uno de los cirujanos que más ha estudiado el tema en España es el plástico Jaume Serra (Valencia, tel. 616 23 83 81), que a raíz del escándalo de las prótesis PIP ha reintervenido a más de 1.000 mujeres y que ha decidido realizar una prueba inmunohistoquímica del líquido periprotésico –análisis al microoscopio de una biopsia del tejido que hay alrededor de la prótesis- a 232 de ellas, que tenían las prótesis rotas, presentaban reacción inflamatoria o fibrosis. “Con resultado siempre negativo”, asegura. Y es que, el LACG-AIM aunque es cierto que existe y es conocido por los expertos, por suerte es un linfoma muy raro y anecdótico. “El linfoma de mamas representa el 1-2% de todos los cánceres de mama y, en concreto, el LACG-AIM supone tan solo el 1-2% de los linfomas malignos”, detalla Carlos Montalbán, hematólogo oncólogo y experto en linfomas de la Clínica MD Anderson Cancer Center. Este experto, en 44 años de profesión no ha visto ningún caso, “salvo los presentados en Congresos médicos como casos raros”, apunta. Concretamente, el LACG-AIM se da en una mujer de entre 500.000 y 3.000.000 con prótesis.

Qué es, qué lo causa, síntomas y tratamiento
El LACG-AIM es un tumor que se desarrolla a partir de células del sistema inmune, en el tejido que rodea a las prótesis. Aunque los linfomas malignos son muy agresivos “el que afecta a la piel y las mamas es más indulgente, se trata mejor y tiene mejor pronóstico”, asegura el Dr. Montalbán. ¿Cuál sería la causa? Aunque todavía se desconoce y se habla de múltiples factores, lo expertos apuntan a tres posibles: predisposición genética, edad e inflamación crónica. “Probablemente es más fácil que se dé en personas predispuestas genéticamente y con antecedentes familiares de cáncer, además los linfomas y las leucemias aumentan con la edad, es decir cuánto más viejos más posibilidades de desarrollarlo, y, siempre que se pone una prótesis, que es un cuerpo extraño para el organismo, se produce una inflamación, si ésta en lugar de solucionarse esporádicamente se cronifica puede dar lugar a linfoma”, supone el Dr. Montalbán. Porque lo que sí parece ser un factor común es que este tipo de linfoma siempre viene precedido de inflamación: “efecto inflamatorio no definido”, aclara el Dr. García Tutor. Y es que, “las prótesis mamarias pueden producir, prácticamente siempre, reacciones inflamatorias, encapsulaciones y calcificaciones”, advierte Luis Alfaro Ferreres, anatomo-patólogo del Hospital Virgen del Consuelo (Valencia, tel. 963 53 61 25). ¿Cuándo hay que sospechar? Normalmente aparece enrojecimiento, dolor y aumento de volumen y/o bultos o durezas en la mama –seromas-. “Se acumula líquido alrededor de la prótesis por eso aumenta de volumen el pecho”, explica el Dr. García Tutor. A la mínima sospecha hay que acudir al cirujano que nos operó, quién determinará la necesidad de realizar ecografía, mamografía o resonancia magnética y, si es necesario, biopsia del tejido que hay alrededor de la prótesis con estudio inmunohistoquímico del líquido periprotésico. “Aunque se ve con una simple exploración física el método de detección más eficaz es el estudio del líquido periprotésico por medio de extendidos citológicos y bloques celulares”, asegura el Dr. Ferreres. En caso de diagnóstico positivo de linfoma hay que extirpar las prótesis y la cápsula “en el 70-75% de los casos es necesario recibir quimioterapia, además en un 25% de los casos vuelve a aparecer”, apunta el Dr. Montalbán. No en vano, 10 de los 173 casos desarrollaron metástasis y se habla de 9 casos mortales.

Medidas y Precauciones a partir de ahora
La cirugía de aumento de mamas con prótesis aunque es una cirugía segura “que se ha hecho popular precisamente por los buenos resultados y ausencia de incidencias”, recuerda el Dr. García Tutor, no deja de ser un acto quirúrgico que conlleva sus riesgos, unos relacionados con la propia cirugía, anestesia y recuperación postoperatoria, y otros con los implantes, que, de hecho, son dispositivos médicos. “Hay riesgo de infección, hematomas, inflamación, problemas de cicatrización, además de contractura capsular, rotura y rotación de las prótesis, formación de arrugas y ondulaciones, asimetría y malos resultados estéticos”, enumera el Dr. García Tutor. Y el Dr. Serra añade: “ocasionalmente puede producirse una pérdida parcial o total de la sensibilidad de piel y pezón”. Antes de operarte deberías estar informada de todas estas circunstancias por tu cirujano. De éstas y, ahora también, de la posibilidad, aunque remota, de desarrollar un LACG-AIM. “Probablemente en lo sucesivo se incluirá dentro de los riesgos en los documentos de consentimiento informado”, apunta el Dr. García Tutor. Existe un consentimiento informado standard redactado por la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética), pero luego cada cirujano puede hacer las modificaciones y añadidos que considere. Además, debes operarte en un hospital, por un cirujano plástico, y con todos los medios necesarios para hacer frente a cualquier incidencia. Y tras la cirugía debes realizarte revisiones periódicas de los implantes. “Revisión anual o cada dos años con el cirujano que te operó”, recomienda el Dr. García Tutor. Algo más: debes saber que los implantes no duran toda la vida, hay que cambiarlos con el tiempo. “La vida media aproximada es de 15 a 20 años”, concluye el Dr. Serra.


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