viernes, 27 de abril de 2018

VERDE QUE TE QUIERO VERDE

La tendencia “natural” ha dejado de ser cosa de unas cuantas “raras” o con la piel sensible para convertirse en un fenómeno que empuja a gigantes del sector cosmético, como el grupo L’Oréal, ha lanzar líneas bajo el claim de botánico, raw, fresh… “Entre 2011 y 2015 ha aumentado un 10% el número de expositores de cosmética natural en la feria Biocultura”, asegura Montse Escutia, coordinadora de la red Ecoestética de la Asociación Vida Sana. De hecho, un estudio de la consultora Transparency Market Research calcula que la demanda de marcas de belleza eco seguirá creciendo hasta 2018 a un ritmo anual del 9,6%. Está claro; existe una tendencia a cuidarnos de una forma más natural. “El consumidor empieza por la alimentación ecológica y luego sigue con la cosmética, ya que ésta también se absorbe a través de la piel, gracias a tecnologías como la nanotecnología, llega al torrente sanguíneo y nos carga de residuos químicos”, apunta Escutia.

CADA COSA POR SU NOMBRE
La cuestión es que ha día de hoy no hay una regulación común ni oficial de estos productos y el “cacao” para la consumidora es monumental, empezando por su definición.

* NATURAL: Un cosmético se considera natural cuando al menos el 95% de sus ingredientes son naturales o de origen natural. El 5% restante son ingredientes conservantes que se consideran imprescindibles para la fórmula y no suponen ningún riesgo para la salud ni el medio ambiente.
* ECO: Aquí viene el primer galimatías. Todo lo eco es natural, pero no al contrario. Para que lo sea entre el 90% y el 95% de los ingredientes deben provenir de la agricultura ecológica o recolección silvestre certificada. Y aquí viene el siguiente escollo: la certificación.  No es obligatorio que estén certificados, aunque sí es una garantía de calidad. A día de hoy el sello ECO es voluntario y lo ponen certificadoras privadas, las más importantes son BioVidaSana, Cosmos y Natrue.  
BIO, ORGÁNICO: Eco, Bio, Orgánico los tres significan lo mismo. El uso de uno u otro depende del país de origen de la marca. Así, el término en francés para definir Eco es Bio, mientras que en EE UU y Reino Unido se utiliza la palabra Organic.

¿SI ES ECO ES MEJOR?
Para los defensores de la cosmética natural, como Diana Burillo, especialista en estilo de vida saludable y directora de Hand Made Beauty, estos productos tienen mejor sinergia con nuestra piel, precisamente porque son naturales, además no actúan solo a nivel tópico también lo hacen a nivel emocional. “La aromaterapia de los aceites esenciales, por ejemplo, trabaja en un plano más holístico y puede llegar a regular la emociones. Es apostar por algo que te ayuda a nivel cutáneo y mental”. La gran pregunta es ¿si es ecológico es mejor? Pues parece que no necesariamente, es más una cuestión de gustos. “El hecho de ser un cosmético con ingredientes naturales no implica que sea mejor ni más seguro. Las ortigas, por ejemplo, son urticantes. Y los aceites esenciales deben diluirse para evitar irritaciones y reacciones alérgicas. Hay cosméticos con ingredientes sintéticos de buena calidad igual de seguros”, apunta Cristina Biurrum, directora científica de L’Oréal España. De hecho, no se puede llegar al 100% de ingredientes naturales en un cosmético porque no es igual de eficaz ni agradable a nivel sensorial y olfativo. “La clave está en encontrar el equilibrio entre ingredientes naturales y conservantes”, asegura Biurrum. Pero lo cierto es que hoy en día ya se ha demostrado que algunos cosméticos convencionales son un cóctel de sustancias químicas perjudiciales para la salud, como la hidroquinona, el triclosán, el aluminio, los ftalatos, los derivados del petróleo… Es más, en 2005 se tuvo que modificar el anexo II de la directiva que regula los cosméticos, ya que, según se recoge en ella “el progreso técnico ha permitido demostrar que algunos de los ingredientes utilizados hasta ese momento eran sustancias carcinógenas, mutágenas o tóxicas para la reproducción”.  “La cosmética es un 90% ilusión y puede ser tan eficaz un cosmético natural como uno convencional siempre que este último no contenga sustancias peligrosas para la salud ni el medio ambiente”, concluye Escutia. Lo que sí es seguro es que si es Eco es más caro. ¿Por qué? “Hay un listado muy limitado de ingredientes que se pueden utilizar y menos empresas que los ofrezcan”, aclara Escutia. Además, conseguir el sello Eco es caro. “Las empresas pequeñas no pueden pagarlo, supone entre 100€ y 500€ por producto al año”, revela Diana Burillo. 

¿QUÉ REQUISITOS DEBE REUNIR UN COSMÉTICO PARA SER ECO?

* NATURALES Y BIODEGRADABLES: La mayor parte de los ingredientes, estamos hablando de un mínimo del 90%, deben ser naturales o de origen natural. Además de biodegradables. “Se trata de que las fórmulas de estos cosméticos impacten lo menos posible en el medioambiente. Y para ello un 96% de éstos deben ser biodegradables y degradarse en menos de 28 días”, apunta Biurrum. Y a ser posible de Comercio Justo: “no es un requisito, pero sí una garantía de que hay unos valores detrás, de que los ingredientes han sido comprados a cooperativas en desarrollo y se ha pagado un precio justo por ello”, comenta Burillo.
AMIGOS DE LOS ANIMALES: Aunque se permiten ingredientes de origen animal ecológicos, como la leche o la miel de abeja, nunca deben ser derivados de animales amputados o sacrificados específicamente para la elaboración del cosmético. “Además, ni el producto final ni ninguno de sus ingredientes deben haber sido testados en animales”, recuerda Escutia.
QUÍMICA VERDE: Digamos que para la elaboración de estos cosméticos debe emplearse una “química verde”. Esto se traduce en aprovechar al máximo la materia prima que se tiene, emplear fuentes de energía renovables que reducen la emisión de CO2 y utilizar menos agua. Importante: “No se admiten el uso de ingredientes transgénicos, ni tecnologías controvertidas para la salud como la nanotecnología o la irradiación”, añade Escutia.
ENVASES Y PACKAGING RECICLABLES: “Se suelen utilizar botes, frascos y embalajes eco-responsables, 100% reciclados y/o reciclables que no liberan compuestos químicos cuando se desestabilizan o degradan”, cuenta Escutia. Los más conocidos son el papel, y el cartón procedentes de bosques sostenibles, el polietileno (PE), el polipropileno (PT) y el polietilenpereftalato (PET). 

LOS SIN DE LA COSMÉTICA NATURAL
* SIN PARABENOS: Los parabenes son el conservante más utilizado en la cosmética convencional por sus propiedades bactericidas. Los más conocidos son el Methylparaben, Ehtylparaben, Butylparaben y Propylparaben. “Actúan como disruptores hormonales –mimetizan la acción de nuestras hormonas ocupando su lugar- , atraviesan la piel y están relacionados con el cáncer de mama, próstata y testículos”, asegura Escutia.
Su equivalente en cosmética natural: vitamina C, tocoferol o vitamina E antioxidante obtenida de las plantas y aceites esenciales.
* SIN DERIVADOS DEL PETRÓLEO: Las vaselinas, parafinas, siliconas, acrilatos y acrilamidas son la base de muchos productos cosméticos como cremas hidratantes, mascarillas y pintalabios. “Se utilizan en lugar de aceites vegetales porque son más baratos y la piel los absorbe más rápido. Y son poco recomendables porque taponan los poros y son contaminantes ambientales difíciles de degradar y depurar”.
Su equivalente en cosmética natural: Aceites vegetales (coco, oliva, girasol, borraja, jojoba o argán) y ceras naturales como la de abejas.
SIN COLORANTES SINTÉTICOS: Se identifican por las siglas C.I. seguidas de un número. “Pueden producir alergias y dermatitis. Los que se obtienen a partir de la hulla –compuesto derivado del petróleo- están relacionados con el cáncer. Y los azoicos al degradarse dar lugar a anilinas que son potencialmente cancerígenas”, advierte Escutia.
Su equivalente en cosmética natural: pigmentos minerales, animales y vegetales naturales que inician su numeración por 408 ó 75, y minerales lo hacen con 77.
SIN PERFUMES SINTÉTICOS: El nombre genérico Fragance, Parfum o Aroma puede referirse a más de 3.000 ingredientes presentes en quitaesmaltes, pintauñas y pintalabios. En su composición están incluidos los ftalatos y el tolueno que se utilizan como disolventes. “El primero es un disruptor hormonal, afecta al sistema reproductor y está relacionado con cáncer, problemas respiratorios y asmas. Y el segundo irrita los ojos, la garganta y los pulmones, y puede provocar fatiga, dolores de cabeza, asma y nauseas”.
Su equivalente en cosmética natural: alcoholes derivados de plantas y aceites esenciales.
SIN SULFATOS: Son tensioactivos y bases detergentes que se utilizan en geles de baño, champús, jabones líquidos, dentífricos y productos de higiene, que son excesivamente agresivas e irritantes para la piel. El más problemático es el Sodium Lauryl Sulfate.
Su equivalente en cosmética natural: surfactante de plantas y bases detergentes más suaves obtenidas a partir de aceites vegetales.  

1 comentario:

  1. Sin duda una lectura realmente interesante, enhorabuena y a seguir asi!

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